domingo, 11 de julio de 2010

OBEDIENCIA

EE2006_0127_07h_Obed

Siete Aguas, 27 de enero de 2006, 07h

Tema: El consejo evangélico de hacerse obediente

A imitación de Jesucristo, quien siendo Hijo, con lo que padeció experimentó la obediencia; y llegando a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen (Hb 5,8-9), viviremos la obediencia para hacer siempre la voluntad del Padre.

Con este número 314 de los Estatutos, iniciamos este día de oración, fijos los ojos en Jesús (Hb 12,2). Los Nº 314-321 de los Estatutos, y 85-90 de las Constituciones, con sus respectivas citas bíblicas, constituirán la sustancia, la materia prima o los ingredientes para que nosotros, elaboremos personalmente nuestra propia receta para poder llegar a ser como Jesús, obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Estos ingredientes son:

1. Imitación de Jesucristo, que vivió a la perfección la obediencia a la voluntad del Padre. En diálogo con Jesús, aprenderemos los caminos de la perfección en la obediencia. Pues la obediencia al Padre se puede vivir perfecta o imperfectamente, radical o mediocremente, real o virtualmente, afrontándola o esquivándola, con disposición o indispuestamente. Con decisión o con resignación. Entregando la propia voluntad, libre y voluntariamente, o a regañadientes.

Nadie me quita la vida, yo la doy voluntariamente.

Lc 2,51: Bajó con ellos a Nazaret y vivió obedeciendo a sus padres.

Lc 11,2: Padre, hágase tu voluntad.

Mt 26,42: Si es posible, pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya.

Jn 4,34: Mi comida es hacer la voluntad del que me ha enviado hasta llevar a cabo su obra de salvación. Así responde a sus discípulos que le dicen: maestro, come algo… Yo tengo un alimento que vosotros no conocéis (Jn 4,30-34)

Jn 5,30-31.36.43. (Jn 5,30-47): Yo no puedo hacer nada por mi cuenta… no pretendo actuar según mi voluntad, sino que cumplo la voluntad del que me ha enviado…Una prueba evidente de que el padre me ha enviado es que realizo la obra que el Padre me encargó,…Yo no busco honores que puedan dar los hombres… Yo he venido de parte de mi Padre, pero vosotros no me aceptais… .

Jn 6,38-39: Yo he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y su voluntad es que no pierda a ninguno de los que El me ha dado.

Hb 10,7-10: Entonces yo dije: Aquí vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad. Así está escrito de mí en un capítulo del libro: En primer lugar dice: No has querido ni te agradan los sacrificios, ofrendas, holocaustos ni víctimas por el pecado, que se ofrecen según la ley. Después añade: Aquí vengo para hacer tu voluntad… Por haber cumplido la voluntad de Dios, y gracias a la ofrenda que Jesucristo ha hecho de su cuerpo una vez para siempre, nosotros hemos quedado consagrados a Dios.

Es con la obediencia que Dios nos salva y nos consagra. A imitación de El, y por nuestra obediencia colaboramos también nosotros en la salvación de la humanidad.

Sabemos que por la desobediencia entró el pecado en el mundo y por la obediencia la salvación:

Ro 5,19 (5,12-6,23): y como por la obediencia de uno solo, todos fueron hechos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos alcanzarán la salvacion.

La obediencia de Cristo, Nuevo Adán restituye al hombre la vida eterna perdida por el pecado en el paraíso. Nos da la vida eterna, nos ofrece la plena consagración de nuestras vidas a la vida divina (Rm 5-8) Salvación y vida, frente a la tragedia y el drama de la humanidad que arranca de la desobediencia de Adán.

Gn 2,1-25: Creación;

Gn 3,1-7: pecado de desobediencia a Dios y a su Palabra

Gn 3,8-24: Pérdida de la vida divina

Gn 22,1-5. Un árbol de la vida… la ciudad del trono de Dios y del Cordero, en la que sus servidores le rendirán culto, contemplarán su rostro y llevarán su nombre escrito en la frente (v.4). ¿qué nombre? Ap 19,3: Su nombre es Palabra de Dios.

La conversión diaria es un primer ejercicio de obediencia a la voz de Dios, manifestada por el espíritu a los responsables de las Iglesias… Apoc 2,1-3,22

Apoc 2,1-7: Obediencia de la Iglesia de Efeso: Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios

Apoc 2,8-11: Obediencia de la Iglesia de Esmirna: El vencedor no será alcanzado por la segunda muerte

Apoc 2,12-17: a la Iglesia de Pérgamo.. al vencedor le daré a comer del maná escondido..

315. Viviremos la obediencia para ser miembros vivos y vivi­ficantes del Cuerpo Místico de Cristo, para tener entre nosotros los mismos sentimientos de Jesús hecho por nosotros "obediente hasta la muerte y muerte de cruz"[1], para poder convivir y proclamar a través de toda la vida el HAGASE corredentor de María.

316. La obediencia evangélica no es anulación, desprecio o pérdida de la libertad; es su mejor garantía, potenciación y elevación al depositar este don, libre y voluntariamente, en manos de su Autor para su mayor eficacia y rendimiento.

317. La obediencia constituirá la vivencia más profunda y la expresión más genuina de nuestro amor al Cristo total, Cabeza y miembros, y la repetición más fiel de la actitud constante de Jesús sólo pendiente de la voluntad del Padre en el trans­curso de su vida[2].

318. Nuestra obediencia será una obediencia activa, responsa­ble y total con las personas que ejerzan los cargos de direc­ción o responsabilidad tanto a nivel de todo el Instituto como de Rama y comunidad.

319. Seguiremos fielmente las directrices de la Iglesia y de su Magisterio con una actitud filial y obediente en todas las circunstancias de nuestra vida.

320. Por el voto de obediencia los miembros internos del Verbum Dei nos comprometemos a aceptar la misión que el Instituto nos confía y a dejarla si se nos pide y a orientar nuestra vida en todo momento según el carisma del Verbum Dei con una fidelidad total a sus normas y estatutos aplicados a cada Rama.

321. Por el voto de obediencia, los miembros internos nos comprometemos a obedecer a los directores y responsables legítimos según los estatutos del Instituto, estando abiertos a las diferentes situaciones comunitarias que puedan presen­tarse y que pueden exigirnos una respuesta obediente.

1. En la Rama de matrimonios-misioneros tanto los responsables como los interesados antes de tomar cualquier decisión deberán tener en cuenta la situación y necesidades de la vida familiar y conyugal, célula base de su seguimiento, poniendo todo el empeño en que el matrimonio viva su propia identidad familiar.


[1] Flp 2,8.

[2] Cfr. Jn 4,34; 5,30; Hb 10,7.

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